Tengo una extraña debilidad por observarte (hasta el último detalle y sin perderme de nada) y detestarte.
Obsesionarme con tus defectos y buscar en cada caso, de ser posible (y siempre lo es), eso que hace que no te quiera cerca de mis sueños.
Alejarte con cada venenosa palabra que pueda salir de mi boca.
Inventar historias dentro de mi cabeza, que logren justificar mi irracional ira al verte.
La acrecento, la disminuyo, la vuelvo chicle, pero la rabia sieeeempre ahí, latente y a mi disposición.
No es tu culpa, o si; pero tenes esa facilidad para caerme mal, muy mal.
viernes, 23 de julio de 2010
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Me pasa bastante seguido esto que escribiste. Me molesta y mucho no poder controlar mis impulsos con cierta gente.Me encantó, by the way. besito
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